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COP30: «Los niños tienen voz y necesitan ser escuchados», dice Francisco Veras, un joven activista ecologista que hizo historia en el movimiento climático latinoamericano.

Articulo Original en: UMSOPLANETAGLOBO

Francisco Vera, el colombiano, fue el primer niño en hablar ante un organismo de la ONU sobre el cambio climático y ahora inspira a los jóvenes a actuar por un futuro justo, solidario y ecológicamente equilibrado.
Al salir del Pabellón de la Infancia y la Juventud, un espacio en la COP30 que busca amplificar las voces y promover acciones en las políticas climáticas globales dirigidas a la infancia y la juventud, un joven de 16 años concedía una entrevista a un canal de televisión colombiano. Francisco Veras llama la atención dondequiera que va. En 2021, en la COP26 de Glasgow, Reino Unido, su rostro y su voz eran prácticamente solitarios en los pasillos de la conferencia climática de la ONU, donde no se veía a ningún niño. En la COP30, en Belém, el joven activista ambiental colombiano ya no está solo. Otros 170 niños participan en la reunión , en un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo para que consideren políticas de adaptación y resiliencia dirigidas a la infancia.

Para Francisco, ampliar este espacio para escuchar e involucrar a los niños es un hito. “Los niños son los más afectados por la crisis climática, en su salud, educación e incluso en su propia supervivencia. Sus derechos fundamentales están en peligro, al igual que su dignidad y sus vidas”, declara a One Planet .

Él subraya que hablar de las personas más vulnerables a la 
crisis climática exige no solo reconocer a los niños como parte de este grupo, que también incluye a mujeres y personas mayores, sino también como sujetos de derechos. «Los niños tienen voz, pero quienes toman las decisiones no los escuchan. Y eso tiene que cambiar. No se trata solo de mostrar solidaridad con las víctimas de la crisis climática, sino de buscar justicia. La solidaridad es la puesta en práctica de la justicia», afirma, citando al obispo catalán Pedro Casaldáliga, quien vivió en Mato Grosso y abogó por la demarcación de tierras indígenas.

El joven señala que la escasa presencia de niños en las conferencias climáticas de la ONU es un hecho histórico. “En la COP26 no había ni un solo niño. Los espacios de participación se crearon para jóvenes adultos, estudiantes universitarios, casi profesionales. ¿Pero qué pasa con los menores de 18 años? ¿Y con la primera infancia? ¿Dónde están sus voces?”, pregunta.

Fue en la COP27 de Egipto donde se creó el primer Pabellón de la Infancia y la Juventud. «En esa COP, por primera vez un niño o niña intervino en negociaciones internacionales, no solo en los pabellones, que a veces parecen una feria. Fui yo quien habló en ese momento», recuerda Francisco, refiriéndose a la histórica intervención que realizó durante las sesiones formales de la conferencia.

A partir de ahí, la agenda cobró impulso, al igual que la lucha. En 2024, en Bonn, un órgano subsidiario de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Clima que funciona como reunión preparatoria técnica y diplomática para la COP, se celebró por primera vez un diálogo de expertos sobre la infancia y el cambio climático, el “Diálogo de Expertos sobre la Infancia y el Clima”, en el que participó Francisco. “En 30 años, ni un solo día se había dedicado a hablar de la infancia. Esto demuestra lo reciente, pero fundamental, que es nuestra presencia”, señala.

Para los jóvenes colombianos, la protección de la infancia debería ser un punto central en la agenda de las negociaciones climáticas, no solo una cuestión secundaria.

«Cuando un niño está alimentado, protegido y escuchado, todos ganamos como sociedad y como humanidad», resume.

Francisco también destaca la importancia de la financiación climática. Según UNICEF, solo el 2,4% de los fondos multilaterales para el clima se destinan a iniciativas dirigidas a la infancia. «Es necesario aumentar considerablemente esta cantidad, y no solo en términos monetarios. Es fundamental que la voz de la infancia se incluya en la planificación, la ejecución y todas las fases de los proyectos», afirma.

Según él, los jóvenes también han estado exigiendo que el 5% de la financiación mundial se destine directamente a iniciativas lideradas por jóvenes.

“Los jóvenes ya están haciendo cosas increíbles sin dinero. Imaginen el impacto que podrían tener con apoyo institucionalizado, con recursos reales. Es una cuestión de equidad intergeneracional”, afirma.

En la COP30, Francisco expresó su entusiasmo por la celebración del evento en América Latina y la posibilidad de una mayor participación popular. “Esta es una COP más abierta, y cuenta con la COP de los Pueblos. Ayer participé en la plenaria mundial de la juventud, con cerca de 400 jóvenes. Estaban presentes la Primera Dama, ministros y muchos jóvenes entusiastas. Es hermoso ver que esto sucede aquí”, comentó.

También celebra el regreso de las movilizaciones callejeras, que se habían suspendido en las últimas ediciones por motivos de seguridad. Las tres últimas ediciones de la COP se celebraron en países autoritarios. «Después de tres años, podremos volver a marchar. Estamos muy contentos por ello».

Apasionado por la naturaleza, los animales y el planeta, Francisco participa activamente en otras causas como la prohibición de la experimentación con animales, el fin de los plásticos desechables y la prohibición del fracking. En 2020, fundó el movimiento Guardianes de la Vida , que reúne a más de 500 niños colombianos en apoyo del liderazgo juvenil, la conciencia ambiental y la educación climática. Dos años después, redactó la “Declaración Conjunta de #EcoHope”, que aboga por la participación infantil en las decisiones sobre el cambio climático y fue presentada ante la ONU y la Unión Europea. También escribió el libro “Pregúntale a Francisco: ¿Qué es el cambio climático?”, con el que busca inspirar a otros niños a comprender la crisis climática y creer en un futuro mejor. El pequeño Francisco se ha convertido en un joven portador de esperanza.