NAVEGANDO LA SOLIDARIDAD RUMBO A GAZA

(Publicado originalmente  en el Periodico “El Espectador” del 16 de septiembre de 2025)

POR:

Francisco Javier Vera Manzanares – Activista y defensor de derechos humanos.

Hace dos semanas el moll de la fusta, un emblemático sitio en el puerto de Barcelona fue el epicentro de una gran movilización social  que congregó a miles de personas entre banderas y consignas y bajo el radiante e insolente sol de final del verano europeo: despediamos a la  Global Sumud Flotilla. Más de veinte embarcaciones y más de trecientas personas que se encontrarán con otras treinta embarcaciones y unas trescientas personas más sobre la ruta, zarpaban con destino a Gaza en lo que se considera la mayor misión humanitaria de este momento, con el objetivo de romper el bloqueo impuesto por Israel a Gaza y que está llevando a que un pueblo esté muriendo de hambre ante los ojos aterrados del mundo.

Tuve el honor de acompañar y despedir a las integrantes de la delegación colombiana en la Flotilla de la libertad, un grupo de valientes y comprometidas ciudadanas que se embarcaron a esta travesía hasta la otra punta del Mediterráneo cargadas de alimentos, medicina y mucha determinación para conseguir su objetivo.

Y justamente quiero hablar de eso: de lo que significa que en medio de un contexto global tan dificil en el que la vida está valiendo tan poco, sean  personas comunes y corrientes – con destacadas excepciones como Mark Ruffalo y Greta Thunberg – quienes  deciden subirse a un barco y surcar un mar para demostrar la solidaridad con un pueblo que está sufriendo.

En una sociedad profundamente individualista y materialista en la que se prioriza el rendimiento económico por sobre el valor de la propia vida y en la que incluso no hay un consenso sobre lo que Harendt llamó “la banalidad del mal” , que seres humanos se levanten para señalar algo que en su conciencia y corazón consideran injusto enfrentándose a múltiples riesgos, es una muestra de que no hemos fracasado como humanidad: mientras exista solidaridad entre personas, pueblos y naciones y mientras sigamos levantando nuestras voces ante lo injusto con valentia, hay esperanza.

A quienes con voz critica preguntan por qué Gaza y no el Catatumbo, no el Cauca, no el Congo, Ucrania o Sudán o cualquiera de los cincuenta y seis conflictos bélicos que tiene lugar en este momento en el mundo según el Indice Global de Paz, quiero decirles que estamos viendo a través de nuestras pantallas como se está eliminando a un pueblo y que el corazón no es tan pequeñito como para únicamente poder solidarizarse con quienes se encuentran cerca geográficamente. Cuando comprendemos que en muchos sitios del planeta estamos viviendo opresiones y dolores y empatizamos nos volvemos más humanos y posiblemente podamos empezar a construir la paz que requiere con urgencia este mundo, esta especie y especialmente esta generación: mi generación.

Adenda: A las compatriotas que van rumbo a Gaza y a la delegación en tierra: ¡Gracias!

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